45 Aniversario de Boda de mis padres: El Secreto de AMOR
GRACIAS por haberme mostrado el camino futuro, la clave del matrimonio.
Hoy 24 de Marzo del 2018, mi marido Salvador y yo celebramos 11 añazos de matrimonio.Para nosostros un triunfo del Señor. Hemos pasado por muchas alegrías y tristezas... ¡y lo que nos queda si nos dejamos "hacer por Dios"!. Ha venido a mi memoria esto que escribí el 26 de Agosto del año pasado, aprovechando que mis padres hubieran celebrado, si aún viviesen, 45 años de matrimonio.
"Hoy 26 de Agosto del 2017, mis padres hubieran celebrado su 45 Aniversario de Boda
de casados. ¿Llegaremos sus hijos, mi generación, a estar tanto tiempo
juntos? Hoy en día es tan fácil y ya, cada vez más frecuentes divorciarse, que casi llegar a los 10 años casados es algo asombroso. Durante todo el matrimonio esa espada de Damocles siempre
pende sobre él. Sobretodo en momentos de calentón por discusiones
tontas, otras cuando nos desgastamos por los roces ante cruces de
diferentes temperamentos y en etapas críticas, como puede ser el tiempo
de crianza de hijos pequeños, problemas con las familias políticas o cuidados de nuestros mayores ancianos o enfermos. El otro día en mi grupo de Mamás de
Móstoles de WhatsApp, nos sorprendimos varias mamas pasando por esa
etapa crítica en nuestros matrimonios. Discusiones por el tipo de crianza con tu marido o con las
familias propias o políticas, o con amigos, por quién se implica más o menos en las tareas de casa y cuidado de niños. Es
agotador para todos los matrimonios, y más, si antes de la llegada de los
hijos, el matrimonio ya venía debilitado. Y aún sin estarlo, es una prueba de fuego fuertísima.
El caso es que el
hecho de vernos un gran número de mamás pasando por esa situación, nos
consoló. Ya sabéis "Mal de muchos, consuelo de todos".
La verdad
es que muchas nos animaban a seguir luchando o al menos pensarnos muy
bien el tomar una decisión que marcaría no solo nuestra vida, si no la
de nuestros hijos. Que no nos perdiesemos nunca el respeto y cuidásemos
mucho lo que nos decíamos en los momentos de cabreo, ya que algunas de
esas palabras, pueden hacer tanto daño, que cueste perdonar, olvidar y
comenzar de nuevo.
Y lo que más me gustó fue, que nos
acordásemos del amor primero que nos teníamos en el fondo... Que allí en
lo profundo pervivía esperando a recibir un soplo de esperanza para
volver a florecer.
Porque, ¿qué es el matrimonio, sino una planta, que sin amor se marchita y con amor vuelve a renacer cual Ave Fénix?
Pero
el amor al que me refiero no es el amor humano, que tiene caducidad y
hoy está, e igual mañana ya no. Que está limitado a sobrevivir según solo
nuestra fuerza de voluntad (el aguante,vaya!).
El caso es
que
yo, me refiero al AMOR que viene de Dios, a través de su hijo
Jesucristo. Jesús pudo amar y hasta dar su vida, por aquellos que no
sólo le querían bien, si no por sus enemigos.Y ¿qué son si no, nuestros
maridos para nosotras y nosotras para nuestros maridos,si no, nuestros enemigos, en cuanto tenemos desavenencias, nos contrariamos, porque él o
nosotras no nos dejamos ser como es cada cual, con sus virtudes y
defectos? "Es que su forma de ser,me mata"¿cuántas veces lo decimos?
He
sido testigo de cuando ya el amor humano, las fuerzas, la tolerancia, el
diálogo en el matrimonio, se acaba, y ahí está Jesucristo siempre dispuesto a ofrecernos el regalo de
darnos su espíritu de sabiduría, e inteligencia, consejo, fortaleza, ciencia y
de piedad, entre otros dones.
Y a parte, nos invita a fortalecer y poder renovar nuestro sacramento matrimonial también, con los otros sacramentos igual de necesarios, como son: Penitencia y Eucaristía .Y yo añadiría mucha Oración, Ayuno y Limosna.
Ese fue el secreto, al menos el del matrimonio de mis padres. Sobretodo cuando vinieron los años de
sufrimiento económicos y carencia de salud. Cuando mi madre estuvo a
punto de tirar la toalla pues su Rufino, ya no era su Rufino de
personalidad arrolladora, triunfador en lo económico y en lo personal, del que se enamoró y casó hacia casi 18 años. De su
Rufino que vino a España a finales de los 60 dispuesto a comerse el
Mundo, ya no quedaba ni rastro.
Mi madre conoció o reconoció más bien a Dios y Jesucristo, a través del Camino Neocatecumenal allá por el 86.
En él estuvo hasta el final de su vida.
Ésta,
fue la herencia más grande que me dejó: "...hija, ni el dinero, la
fama, los vestidos, joyas, los coches o casas, me dieron la FELICIDAD, ni
te la dará"
Sólo LA FÉ en Dios, manifestado en su Hijo Jesús"...Y así
sigue siendo...GRACIAS por haberme mostrado el camino futuro, la clave del matrimonio.
Que bonito
ResponderEliminar