Mi pelo en evolución: Los primeros años...


MI PELO EN EVOLUCIÓN: Los primeros años(1975-1981)

Recuerdo mis primeros años de infancia, con mi pelo natural blandito de bebe negro. Me veo en muchas fotos con 1-4 años con mis 5 moños tipo Minie Mouse. A medida que mi pelo fue dejando de ser el de un bebe e ir encrespándose más y más, ya comenzamos con las trenzas de hilo. Éstas eran muy tradicionales y formaban parte de muchas culturas de mujeres de diversos países africano. 

Recuerdo los Domingos, la rutina de lavarme el pelo en casa. Champus, mascarillas, aceites y suavizantes, propios para pelos blancos. Para el mercado ni existíamos, casí como ahora. Así, nuestro pelo nunca conseguía estar suave, ni desenrredado del todo, ni con brillo. Recuerdo los tirones, el pelo untado en una vaselina, derivada del petróleo. Nadie se lo imaginaba, dado que tenían unos colores fluorescentes muy bonitos. Y yo, cortando hilos dobles hasta el infinito. Y mi madre o la tía de turno que estuviese esa temporada en nuestra casa, haciéndome esas trenzas con tanto hilo que se quedaban rígidas como un alambre. Alambres, que luego moldeaban, y juntaban unos a otros, en trenzas mas largas, hasta hacer figuras imposibles. Madre mía como odiaba el momento Lunes en el bus del cole. Todos expectantes a ver mi nuevo peinado semanal. Todos tocándome el peinado, sin pedir permiso "¡pero qué arte!" exclamaban, mayores y niños. Yo ahí era tan tímida... tan sólo era una niña que quería sentirse tan aceptada, que no decía ni mu. 

Recuerdo que con 5-6 años ya era consciente de lo sufrido que era mantener mi pelo y lo diferente que era, a esos pelos lacios, con brillo  y movimiento, de todas las niñas del cole, del barrio, de las profesoras, de la mayoría que me rodeaban. ¡Cómo se notaba la falta de referentes negros y con Afro en esa época en lo publico, en el mundo famosil, en los medios de comunicación!

Yo quería el pelo liso y con movimiento como todas. Así se lo hice saber a mi madre, que enseguida comenzo hacer lo imposible por alisarme el pelo, aunque fuese para ocasiones especiales. Y entró en nuestras vidas el temido y asesino de pelos y pieles... "el peine de hierro caliente". Era un peine de hierro de puas estrechas y cortas, que ponían directamente a calentar en el fuego. Primero te untaban con la crema aceitosa fluorescente un mechón y luego te pasaban el peine mechón a mechón. Recuerdo la tensión de no moverme, por miedo a quemarme las orejas, frente o cuero cabelludo. 

El peine al contacto con mi pelo, hacía que saliese humo de él. Recuerdo ese olor a pelo chamuscado. Pero todo merecía la pena, por esa tarde verme el pelo largo, con menos rizo, y en movimiento. O para poder hacerme uno o varios moños con altura, por ejemplo para fiestas o para ir a exhibiciones de ballet clásico, al que asistí durante dos años, en el colegio Alcalá(Villaviciosa de Odón) y en una academia cerca de nuestra casa de Villafontana. Qué bien poder hacerme los moños como todas las niñas de ballet. Eso sí, en cuanto bailabas, corrías y sudabas ¡Adios magia Cenicentil! 

Comentarios

  1. Pero qué preciosidad de bebé y de niña eras!! Y qué duro debió ser para una niña tan pequeñita todos los suplicios planchadores!

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    1. Gracias Almu!Era un bebé monísima!Era duro todo este tema del cuidado del pelo Afro....y querer verme como el resto de niñas blancas de mi alrededor

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